jueves, 21 de junio de 2012

O testemuño: Entre tus calles (Manuel Díaz Aledo)

Ao igual que Amadeo Arango en Ribadeo. Recuerdos de infancia, Manuel Díaz Aledo tamén recorda en Entre tus calles, como eran o cine Teatro e o Colón nos anos 50.

"[…] Los citados cines eran, como ya se dijo anteriormente, el Teatro Principal o Teatro a secas y el Colón. El primero, que hasta hace muy poco tiempo ha continuado abriendo sus puertas al público, era como su nombre indica un teatro adaptado para sesiones cinematográficas. Disponía de un escenario de cierta amplitud, telones y todo lo necesario para la representación de obras teatrales. Un patio de butacas amplio, no excesivamente cómodas, sino más bien algo duras por ser de madera, se rodeaba de unas pocas columnas necesarias para sustentar el piso superior, denominado general. Éste no tenía butacas, sino unos amplios escalones o gradas de madera. Este piso de general bordeaba lateralmente el patio de butacas hasta cerca de la pantalla. La incomodidad estaba garantizada, pero el ensimismamiento en la contemplación de las películas ayudaba a no percatarse demasiado de esta circunstancia.
[…]
El Colón era otra cosa. Situado a espaldas del Cantón y la Torre de los Moreno era más pequeño en todas sus dimensiones que el Teatro. Preparado solamente para el cine, disponía de un patio de butacas de porte acogedor y algo más cómodo que el Teatro. Arriba, tenía igualmente la zona de general, pero provista de butacas alineadas en pendiente.

Los dos cines ofrecían sesiones los sábados y domingos. En cambio, durante la semana, alternaban sus proyecciones sin coincidir, por lo general, en el mismo día cubriendo así toda la semana. En los años 50 era frecuente la sesión continua y dos películas cada día. Todo ello por el precio de una sola entrada. Las butacas solían estar numeradas y disponían del clásico acomodador, linterna en ristre, de los cuales era Víctor el más conocido.
[…]

Las sesiones comenzaban con la sala generalmente repleta desde minutos antes, con el NODO. Su música de comienzo resuena en los oídos de todos los españoles. Parece que todavía se oye. El NODO era un noticiario cinematográfico. Una especie de telediario en el cine. […]
A continuación se pasaban los llamados trailers o escenas de próximas películas. Después, los anuncios, con  aquella publicidad sencilla de la época. Luego se encendían las luces y comenzaba un descanso breve. Los fumadores salían al hall para satisfacer su ansiedad de tabaco. En el Teatro se podían comprar caramelos o cacahuetes en La Flor. La gente salía, cruzaba la calle y volvía al Teatro con su paquete en la mano.


Sonaba un timbre anunciando el inmediato comienzo de la película. Los espectadores se apresuraban a entrar. Se apagaban las luces. Se oían con fuerza y potencia en la sala la música y las voces del inicio de la película. Se palpaba la emoción y el silencio lo invadía todo. La película del día había comenzado.
[…]

Por las calles se repartían los programas de mano, una hoja con la reproducción del cartel anunciador de la película. Muchos de nosotros coleccionábamos esos pequeños programas en los que sabíamos los actores principales y el director, así como el día de la proyección. Antes de acudir o elegir la película, los ribadenses íbamos a ver las carteleras, los cuadros les llamábamos. Éstas se exponían, con más proliferación que en la actualidad, en la puerta o o fachada de los cines. Pero también en el rincón de las Cuatro Calles, junto a la barbería de Abelardo, como ya indicamos en otro lugar. […]
Se consultaban, además, por bastantes de nosotros unas fichas de calificación de las películas que se exponían a la entrada de la Iglesia Parroquial.[...] Se empleaba un sistema con las valoraciones 1, 2, 3, 3R y 4. El 1 se reservaba para películas toleradas para todos los públicos. El 2 como aceptables para ser vistas, o sea, sin problemas. El 3 era para mayores y por tanto no aconsejable para jóvenes o niños. El 3R las calificaba como mayores con reparos, es decir, no aconsejable para nadie. El 4 significaba que se estaba ante una película inmoral y totalmente desaconsejable para todos.
[…]

Un buen día llegó a Ribadeo el cinemascope. Con él desaparecieron las pequeñas pantallas anteriores, el blanco y negro y el sonido mediocre de tantas películas. Llegó el color y se instalaron las pantallas más anchas, de lado a lado del escenario. La famosa y novedosa pantalla panorámica. Hubo experiencias como el todd ao o algo así. Y hasta alguna película que se veía con unas gafas especiales que se repartían a la entrada.
[…]"


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Capítulo XVIII. El cine.
Díaz Aledo, Manuel: Entre tus calles.
2005